Puro deleite.

El Gran Hotel Budapest le pone a uno en la cara una sonrisa boquiabierta en en el mismo arranque y ya no desaparecerá hasta un final que se desearía hubiera llegado varias horas más tarde. La nueva joya de Wes Anderson no sólo es buenísima es, además, una delicia, una gozada, un disfrute, una auténtica maravilla del deleite y del divertimento. Se citan las referencias a Stefan Zweig en el origen literario de la película pero más bien creo que la mención al austriaco proviene de situar la descacharrante trama en la Europa de entreguerras y también del trazo inicial de algunos presonajes, en tanto todo aquí es puro y reconocible Anderson.

De este modo, el tejano construye con su acostumbrada estilización visual y sofisticado artificio de estudiadas composiciones cerradas y travellings laterales un país alpino imaginario en tonos pastel, donde el secesionismo vienés, el diseño racionalista soviético, las maquetas de funiculares y trenes y las sombras chinescas conviven armosiosamente gracias a un sublime trabajo de diseño de producción y fotografía que consiguen colmar de gracia cada fotograma. Y si arrebatadoras son todas las opciones plásticas de la película, irresistibles se conformarán sus vertiginosos diálogos, delirantes y francamente graciosos, recitados en todos los tipos posibles de inflexiones del inglés y con la cadencia de la gran y altísima comedia, por un colosal grupo de actores sobre los que destaca un estratosférico Fiennes. Por último, el endiablado ritmo que Anderson impone a este Gran Hotel Budapest suguiendo la pauta del slapstick y el dibujo animado, termina por convertir la narración en una montaña rusa en donde todo encaja y todo funciona. En donde todo encanta.

El mimo con el que se ha horneado esta dulcísima filigrana de repostería cinematográfica lleva a que disfrutemos saboreándola como si se tratara de una deliciosa tarta sacher, devolviendo al espectador adulto el gozo primario de aquéllas comedias descubiertas en las tardes dominicales de la infancia y venían a alegrar la vida. Una película que, conforme finaliza, se está ya deseando volver a ver.

1 comentario:

Amparo dijo...

Ganas de verla, después de tu entusiasmo,
Saludos