El otro.

Profundamente misteriosa y vocacionalmente extraña. Así es la fascinante Enemy, último filme del canadiense Villeneuve, que ya contaba con dos joyas como Incendies y Prisoneros, tan distintas entre sí como en relación con la que es su última película. Esta inusual coproducción entre España y Canadá, basada en un libro de Saramago y con guionista hispano, transita por los siempre arriesgados caminos de lo inexplicable, lo abierto, lo indefinido y lo inefable, alcanzando lo que rarísimas veces se logra en el cine desde que Lynch vino a dar con ello; que el enigma se constituya en fin dramatúrgico por sí mismo, sin resolución tranquilizadora alguna. Para ello, Villeneuve, disloca y subvierte las normas de la narración lineal y conclusiva para construir magistralmente un hipnótico y desasosegante relato con el muy literario y borgiano tema del doble. Y aquí viene a la memoria El caso del señor Pelham aquél glorioso capítulo de Alfred Hitchcock presenta, temprano desarrollo cinematográfico del tema y que con la economía expresiva propia del medio televisivo, venía a promover la más honda de las turbaciones. De esta forma, el cada vez más genial Jake Gyllenhall es capaz de crear dos personajes antagónicos perfectamente definidos en cuanto actitud, gestos y corporalidad desde su misma persona, en un ejercicio de desdoblamiento portentoso en el que el uso de los efectos especiales es únicamente una ayuda accesoria.

Caja de resonancia esencial en la estrategia de desazón que propone Villeneuve con su película es la forma en que ha tratado visualmente el paisaje urbano de un Toronto enajenado e inhóspito y que a uno le recuerda a las vistas de las ciudades protosurrealistas y de perspectivas aceleradas de los metafísicos italianos. La cámara, recorta, recompone, reinterpreta la arquitectura cívica y la convierte en un monstruo amenazador y expresionista de resonancias pesadillescas que parece perseguir a unos personajes sumidos en hondos e ignotos conflictos. Una película difícil y hermética, aunque atiborrada de una tan pulcra como ominosa belleza.


1 comentario:

Amparo dijo...

El libro no me fascinó, pero lo que cuentas sí. Ganas de verla. El cartel es genial. Saludos. Voy a ver la entrada anterior.