El año termina con lo más parecido a una obra maestra que hemos visto esta temporada.
La grande bellezza, con toda la italiana musicalidad de su título original, remite ciertamente a Fellini y a algunas de sus reconocibles formas, especialmente a
La Dolce vita en lo que tiene de acidísima mirada a la coyuntura social de un país y de un momento. Sin embargo, la referencia al genio de Rimini quizá se agote antes de lo que parece, mostrándose desde el primer instante la evidente voluntad de estilo y originalidad de Sorrentino, nombre ya fundamental en el cine europeo.
Jep Gambardella, personaje para cuya encarnación ha parecido nacer el magnífico Toni Servillo, nos acompaña durante un recorrido tan incisivo como gozoso por entre los rincones de la ciudad más esplendorosa de Occidente. La mirada crítica y la ironía de este desencantado dandy y bon vivant, culto, socarrón, sinvergüenza, encantador y lenguaraz, le sirve a Sorrentino para transitar desde lo que en primera lectura funciona como una acerada crítica a la Italia de silicona y
bótox propia del infame
bunga bunga hasta una sincera, emocionante y hondísima reflexión sobre la nostalgia, el paso del tiempo, el amor, la amistad y la búsqueda de lo verdaderamente importante, ribeteado todo con una genuína humanidad y veraz ternura que terminan por alejar esta
grande bellezza de la más cruda y desalmada
dolce vita. Y como leit motiv y recurrente eco, una oportunamente lúcida, certeramente destructiva, irresistiblemente graciosa, sanísima y necesaria defensa del
arte verdadero y de la belleza inmarcesible como auxilios esenciales para la vida frente a la superchería, la gratuídad, banalidad y tontería imperantes.
La rica y barroca puesta en escena de Sorrentino aprovecha las infinitas posibilidades de una deslumbrante Roma como pocas veces se ha visto en el cine (y esto es mucho decir), convertida la ciudad en escenario físico y simbólico perfecto para sus reflexiones, regalándonos una película de apabullante, hechizadora, incuestionable y grandísima belleza.
12 comentarios:
A esta también quiero hincarle el diente.
¡Y yo!
Que seas muy feliz este nuevo año, Clau, y nos sigas contando cine.
Claude: ¡feliz 2014! El 13 nos trajo el encuentro, ojalá este nos brinde una nueva ocasión. Un abrazo fuerte.
Hola: has visto la de los Coen?, es que acabo de ver lo que dice Boyero y: ¡No estoy de acuerdo!, por fin, disiento. Ja. Bueno, ya nos contarás.
Quise ir ayer pero en Madrid hacía un tiempo de perros y la sustituí por Tartovski en casa. Creo que me va a pasar lo mismo que a ti y, de nuevo, como útimamente me pasa, no voy a coincidir con Boyero... Coen, Dylan, Nueva York... demasiadas cosas a favor para que no me guste.
Samgraneruel, maravilloso resumen de nombres, abrazo enorme.
Una recomendación: Gente en sitios. Española, nueva, fresca, irritante, fascintante, desconcertante... todavía no sé si es una cosa genial o una gracieta de teléfono móvil en manohinchada
Feliz año cinéfilo.
Por qué siempre escribo mal Tarkovsky??
Tengo que hacer que me lo miren.
Clau.
Me han hablado fenomenal de Gente en sitios, sí.
Ocurre mucho con algunos de estos apellidos... ¡nos pasa a todos, me parece! Me consuela pensar que ellos con nuestros Martínez, Jiménez y demás también deben de sudar lo suyo.
Feliz 14, Clau.
Me gusta mucho tu blog lleno de recomendaciones. Me encanta el cine, me hace imaginar mucho. Me seguiré pasando.
Cariños y fuerza positiva.
Bienvenida
Mira, ¡le acaban de dar el Globo de Oro!
Merecidísimo
Me la han recomendado por activa y por pasiva. No me la quiero perder.
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