Dos de aquí.

Caníbal de Martín Cuenca y La herida de Franco.

Títulos concisos, como las dos películas que nombran y descriptivos. Cine adulto, sabio y sobrio. Cine magnífico.


La primera coloca en su centro una figura extrema para desarrollar una trama absorbente y pausada, de pulcra y minuciosa construcción. No hay ni un plano, ni un encuadre, ni un movimiento de cámara que no sea preciso y necesario, todo fluidez y coherencia narrativa. Lejos de plantear una cinta de género aprovechando las tremendas apetencias culinarias del protagonista, Canibal, ya nos avisa desde el precioso póster, nos sorprende en su apuesta por un extraño y gélido romanticismo perfectamente sostenido por un fascinante uso del paisaje, tanto urbano como agreste, (maravillosa la luz invernal apergaminada de esa Granada detenida en el tiempo y la blancura cegadora de la nieve en Sierra Nevada) que actúará como metáfora, reflejo y prolongación del alma de los personajes. Portentoso el camaleón de la Torre en una obra en la que la sutileza del trabajo actoral será esencial. Y precisamente, es en esta circunstancia donde se fundamenta la grandeza de nuestra segunda película.


La herida es un filme en el que prácticamente todos y cada uno de los minutos de su metraje tendrán el primerísimo plano del rostro de Marian Álvarez como el único recurso argumental y expresivo, en una decisión de puesta en escena arriesgadísima aunque abarrotada de sugerencias estéticas y textuales que, felizmente, terminan por alcanzarse. De alguna manera, a uno le viene a la cabeza nada menos que la Juana de Arco de Dreyer como, quizá, forzada referencia. Sin embargo, al igual que en el caso de la Falconetti, serán los inefables ojos de una inconmensurable Álvarez la clave emocional de La herida, sugiriendo la alternativa y, a veces, simultáneamente aterrada, tierna, indefensa, desesperada, furiosa y confundida mirada de su personaje más que cien hojas de parlamentos en el guión. Por otra parte, huye acertadamente Franco de cualquier tremendismo y aspaviento y, de la misma manera que el filme anterior, hace de la contención un recurso que termina por persuadir y por implicarnos totalmente en sus difíciles y ásperas historias.

7 comentarios:

samsa777 dijo...

Ganas de las dos, ¡gracias por confirmármelas!

Amparo dijo...

Yo no estoy para mucho canibalismo últimamente, pero tal y como lo cuentas parece que hay que verlas. Como Boyero dijo algo que no me gustó de la segunda, había pensado no ir. Y con la primera tengo el problema de que el protagonista no me gusta (creo que es porque es buen actor y me he creído un poco sus personajes). No sé, bueno, ya veremos.
Jope, ¿alguna semana te quedas sin ir al cine?(O verlo en tu casa, cómodamente en este otoño).

Anónimo dijo...

Mi adorado Boyero se está haciendo mayor. La herida no es tan desagradable como él dice, creo... de hecho, si acaso peca un poquillo de fría, a lo Haneke (ciertamente y como se ha dico, se parece un poco a La Pianista y esa sí que era fuerte).
Saludos.

Amparo dijo...

La Pianista la tengo por aquí y aún no la he visto. Sí, a Boyero parece que le va costando un poco. Dijo algo así como que no la recomendaría. A mí me gusta Haneke. Y el frío. Bueno, no.

samsa777 dijo...

A mí La Pianista me entusiasmó. Menuda escena la de la bañera... y la de los vestuarios y... sí, muy fuerte, pero magnífica. La mejor suya, para mi gusto, La cinta blanca. Memorable. Los Funny Games originales, mejores que los segundos, que sabían a sucedáneo. Magnífico su Kafka (Castillo). Caché, notabel, como Código desconocido. Y, sí, sí contra toda la corriente de su momento (creo, corregidme si pensáis lo mismo que yo y no me consideráis casi un blasfemo por lo que voy a decir) pienso que Amor fue un borrón: lo reconozco, no me gustó. Todas las piezas eran sublimes, pero el mecanismo tenía algo de forzado tic-tac. A mí sí me pareció, aunque solo fuera en negativo, sentimentaloide. Ay, qué desahogo, lo llevaba tanto tiempo en el pecho jajajaja
Abrazos

Anónimo dijo...

Código Desconocido no la he visto de momento. De lo demás, amigo Samsa, al 777% de acuerdo contigo. La cinta Blanca me parece una de las mejores y más oscuras películas de los últimos 10 años. Amor me dejó muymuy frío y sé que suena a sacrilegio. En otro orden de cosas, impagable verlo recibir el globo de oro de manos de su compatriota Swarzenneger; busca en You Tube.
Un placer leeros por aquí.

antonio teruel dijo...

bonicas